Era un verano complicado para mi mamá, estábamos con su mejor amiga e hijos en Margarita 🏝 cuando comenzó a sonar esta canción.
Yo tenía 18 o 19, edad edad en la que estás segura que ya sabes todo…y luego años después solo sabes que no sabes nada.
El caso es que empieza LuisMi con su “⏰no marques las horas, pq voy a enloquecer…” y que se arranca mi mamá a llorar. Las lágrimas no le corrían por la cara, le saltaban de los ojos como si el dolor quisiera empapar todo alrededor.
Recuerdo también que en ese momento no entendí la profundidad de su dolor. Casi dos década después, con pandemia, dos cesáreas, migración, sobreviviendo a Chávez y en una navidad muy nostálgica empiezo a entender cómo se sentían esas palabras.
Que el impepinable movimiento de las agujas del reloj no se para.
Que el tiempo corre y mientras crecemos vuela y sólo nos quedan estos momentos.
Que este momento se acaba en lo que empieza el siguiente.
Que quiero congelar estos cachetes y esas risas. Y esa inocencia, y esa seguridad… Que la niñez es un estado precioso del que queremos salir corriendo pero nunca volvemos.
Como en Little Fires Everywhere, los hijos son como manzanas que sólo podemos oler cuando lo que queremos es comerlas, con semillas y todo.
Mi intención para esta navidad que comienza es disfrutarlas y ganarle el paso al reloj. Aunque sea un ratico. Congelar esos olores, esas risas y esos momentos por los segundo que duren.
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Mamás en Recreo 