Me costó seis meses publicar este post. Y es que, ya sea después de 43 días, meses o incluso años, volver a trabajar es siempre una experiencia rara para las mamás que se toman un break.
Como no soy psicóloga ni experta en el tema, les comparto mi humilde experiencia, lo que me está funcionando para no perder la chaveta:
- Sistema de soporte – así tu bebé vaya a guardería o tengas un trabajo flexible, ten un sistema (gente, recursos) que puedas tener a mano en casos de emergencia. Porque justo el día de su primera fiebre vas a tener esa reunión a la que no puedes faltar. Esos días VAN a pasar, entonces ten a mano esa prima, vecina, amiga o niñera con la que SABES puedes contar. Está bien pedir ayuda y es mejor ya tener pensado cómo y a quién.
- Haz las paces con el inbalance – Para mi, el balance 50-50 no existe. Nunca he podido estar mitad y mitad para que todos estén felices en un lado y el otro. El día que me reconcilié con esta idea todo fue más fácil. Sé que hay días donde mis niñas necesitarán que esté al 100 y otros donde será mi trabajo. Habrá días, como no, donde la cuenta ni da…Lo importante es mantener la perspectiva y saber qué es prioridad en cada momento. Aquí Jeff Bezos lo describe mejor (CEO de Amazon)
- Organización 101 – mi mente no es ordenada, quién ha visto mi laptop sabe que tengo 400 cosas pasando al mismo tiempo. Sin embargo tengo un sistema de agendas análogicas y digitales que me permiten estar al giorno con todos los roles. Desde piñatas y citas médicas hasta fechas de cierre financiero en la oficina. Es una forma de poder priorizar el balance del punto dos.
- Prepara la transición – luego de seis meses de Juli conmigo y yo con ella como mi llaverito de carne, necesitaba hacer una transición antes de llevarla a la guardería. Me traje a la Marry Poppins criolla, Odette, mi mamá y entre el home office y sus ayudas con Juli y Fer hicimos la transición. Esto me hizo estar más tranquila y a ella también abrirse a otra gente.
- Pide ayuda – En la era de las mamás Pinterest, el “estoy bien” y las mujeres empoderadas que pueden con todo, suena fácil pero pedir o aceptar ayuda es toda una hazaña. Cuando una tía, suegra o amiga nos dicen cuenta conmigo para XYZ, escúchala y aceptalo. Juli estuvo hospitalizada unos días y unas maravillosas amigas me ayudaron con Fer. En vez de ella estar en un hospital, sin sentido, se pasó unos días geniales con sus amigas y yo estuve tranquila pudiendo enfocarme en lo que de verdad importa.
- Recuerda por qué lo haces – no pierdas el norte, ya sea realización profesional, salvar al mundo, dar buen ejemplo, razones económicas, hablar con adultos o vestirte con ropa decente. En esos momentos de flaqueza, recuerda por qué estas ahí y disfruta tu momento, que al volver a casa seguirás siendo “suya”: